Lo oportuno de las palabras:

Que en mi País la gente sea feliz aunque no tenga permiso.

18/4/13

El día en que salvamos a Venezuela


Nunca pensé para encontrar este título. Desde el Domingo 14 de Abril, estaba en mi mente revoloteando sin parar. Probablemente, a muchísimos sorprenda el mismo. Han de decir: ¿El día en que la salvamos? ¿Pero viste cómo estamos? ¿Enloqueciste?
En honor a la verdad, siento que el nombre de la entrada, es perfecto.
Porque ciertamente, sí salvamos a Venezuela. Tuvimos el futuro en nuestras manos, pero se nos escapó como un papelillo en el viento. Diría mi Mamá: "Daniela, habla como es: ¡NOS ROBARON EL FUTURO!"

Me han hablado de que una Dictadura nunca podría salir con votos, me han dicho que es JUSTO Y NECESARIO salir a la calle a pelear, a luchar pueblo contra pueblo. Me han dicho hasta IlUSA e INGÉNUA un par de veces. Pero, no me ofende, ni me molesta, ¡para nada!

Debo reconocer, que por mi naturaleza, habría esperado otra reacción de mi parte. Pensé que iba a decir que todos teníamos que poner el pecho sin titubear, que era el momento para poner un alto y no permitir que se siguieran burlando de nuestra soberanía, a la cual tantas veces han pisado. Pero no pensé así, mantuve un estado de serenidad absoluto, desde el momento en el que escuché "los resultados" hasta éstos últimos días. 
He obedecido las instrucciones y las órdenes pronunciadas sin atreverme a cuestionarlas (lo que es rarísimo en mi), he seguido los lineamientos de esta lucha y he invitado a otros a seguirlos. 
Cuando me detengo a pensarlo, sólo puedo pensar en la descomunal capacidad de credibilidad que tengo en este líder que hoy nos guía en esta crisis y nos ha guiado siempre, tal vez, en tiempos menos difíciles.

El planeta entero sabe con detalle a estas alturas, que Venezuela está al mando de un Gobierno totalmente ilegítimo. Un Gobierno a quien, citando a mi ilustre Nicolás, es la mitad mayoritaria (para quienes no entienden el chiste de lo que acabo de citar, quiero decir que somos MAYORIA).
Hemos sido atropellados, burlados y una vez más, puestos a la orden de un grupo de peleles que sólo quieren y empiezan a hacer las veces de una Dictadura sin ninguna clase de escrúpulos, como era de esperarse. 

Más de medio País, se pregunta ahora: ¿Qué haremos? ¿Qué sigue? ¿Será suficiente? ¿Es un hecho este Gobierno? 
Como esas, miles de interrogantes leo día tras día e incluso muchas de ellas, son inevitables no merodeen mis noches, de vez en cuando. 

He buscado fuerzas donde no creía tenerlas, he buscado alimentar mi esperanza, he buscado sostenerme de lo que ahora tengo para resistir y no caer. 
No me he desplomado porque no he querido hacerlo. Y lo cierto es, que no quiero. Me rehúso en cuerpo y alma a aceptar que todo esto que hasta ahora parece reversible, se convierta en irreversible.
Un suspiro de esperanza me invade en las mañanas, se magnifica con el "empujoncito" que dan otros seguidores de la causa y se queda clavado en mi corazón cuando habla el líder. Cuando me invita a seguir, cuando me invita a no caer, cuando me invita a pasarle de largo a las provocaciones, cuando me pide que no me invada el espíritu de entrega y derrota, cuando sólo me pide seguir y acompañarlo.
Pero, a pesar de lo fiel creyente que soy a sus palabras, me es inevitable no sentirme vulnerable, lo que pienso, en estas circunstancias, es incuestionable.
Como decía alguien: "Se me ha hecho costumbre el insomnio", se me ha hecho costumbre el no saber dormir, sólo por sentir miedo a que la lucha también se duerma. 
Le tengo miedo al olvido, le tengo miedo a los comentarios banales y superficiales, le tengo miedo al humor, le tengo miedo al entretenimiento, le tengo miedo a cualquier idea que no nos enfoque en esta lucha. 

Leía hoy, que la lucha por los derechos nunca ha sido corta ni sencilla. También leía que no hay que dejarnos agobiar por la política, porque las luchas intestinas del poder no pertencen al pueblo llano. 
He leído tanto que sólo creo que me mantendré sigilosa pero en la lucha. Aunque, lo de "sigilosa" no se me de tan bien.
No puedo obviar polémicas ni controversias políticas; si mis comentarios políticos están ausentes, no me siento yo. Aunque quisiera hasta borrar mi propia memoria política. 

Tengo contradicciones para obsequiar, pero tengo ganas de sobra para luchar.

Mi Pequeña Venecia, ha resistido tanto, que es una de las mujeres más valientes que conozco, más fuerte y... Más arrecha!
Nadie me le quita lo bailao'.
Esta vez, no será la excepción.
Empecemos a ponernos las alpargatas bella mía, que a tu ritmo voy con mis cacerolas, porque si te debo ver sufrir una vez más, será para volverte a salvar.

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