Lo oportuno de las palabras:

Que en mi País la gente sea feliz aunque no tenga permiso.

29/4/13

¡Sí puedes MUJER!

Muchas son las anécdotas que se escuchan y hasta podrían leerse de personas que nunca estuvieron con quien en realidad merecían. Y resulta que esto es un clásico desde que el mundo es mundo.

Así como Helena de Troya quien siendo esposa de Menelao, huyó con Paris en búsqueda de la felicidad y de lo que su corazón merecía; están muchísimas mujeres, no precisamente pertenecientes a la historia, que día a día borran los puntos suspensivos, por un punto final.
Esto con el fin de ir marcando paso hacía lo que realmente merecen, aún cuando eso signifique, estar completamente solas.

Dicen que las mujeres son complicadas, que muchas deberíamos venir con un manual de instrucciones, que no hay una que se escape de la complejidad y que absolutamente nadie nos puede entender.
Por momentos, me puedo reír. Es cierto que la mujer es mucho más observadora, perspicaz, intuitiva y con un sexto sentido tan pero tan especial, que nos diferencia del género masculino. 
He allí entonces el meollo, he allí ese diminuto problema de percepción que sólo limita sus aspiraciones y creencias a lo puro y simple, sin más, como que si el resto del contexto, no fuese relevante.

Pero la realidad, es que si cualquier hombre sólo se dedicara a amar, respetar y cuidar, podrían hacer volar cualquier hipótesis de complejidad que nos involucre y poder tenernos, literalmente, en la palma de su mano.
No porque la mujer sea conformista o tan simplicista que eso sea todo, pero de inicio, basta, y en el tiempo, se va armando el resto del eje.

Creo en el destino, creo en sus mágicas casualidades y en que dos personas definitivamente si nacen para estar juntas.

A veces me he cuestionado porqué el tan anhelado “príncipe azul” no llega de un sopetón cuando somos novatos del amor y nos sorprende sin darnos oportunidad para el fracaso. 
Pero he logrado comprender, que las líneas de la vida están en un gran libro, que de a poco, vamos escribiendo, con errores, ambigüedades y nada de énfasis, que suele ser divertido y le da el toque de especialidad, hasta que llega un momento en que el libro intenta cerrarse porque lo dicho y hecho, a pesar de que fue necesario, ya no es permisible.

Entonces, justo allí, es cuando nos detenemos a pensar.
Tomamos nuestra verdadera esencia, la sujetamos con fuerza y la protegemos de aquello que más que un antídoto contra la infelicidad, es una dósis de ella. Buscamos separarnos de lo inoportuno, vacunarnos contra lo tóxico de un circulo vicioso que no para si no destruye. 
Lloramos desconsoladamente por lo que perdimos y dejamos de ser. Vamos escribiendo al compás de hojas mojadas que sufren, pero pronto palparán alegría. Nos sacudimos la oscuridad y pintamos de colores nuestra alma, para seguir de pié, para seguir luchando. Tomamos lo radiante del sol que se manifiesta en nuestro rostro para hacernos lucir más hermosas y conquistar el mundo.

La mujer, es un ser tan hábil, que sólo aquella que se entrega al abismo de un amor imposible, de un amor fracasado o de un amor no correspondido, lo hace porque quiere.

Nunca habrá nada tan gratificante como salir gloriosa de las tinieblas y que el resto sepa de qué estas hecha y qué tienes para dar.

Si alguien te ama pero no como tú quieres, no significa que no te ame con todo su ser. 
Pero lo grande siempre debe ser honrado, lo especial siempre debe apreciarse y lo invaluable debe saber quererse y protegerse.  
No esperes migajas, no mendigues lo inexistente, no suspires lo irremediable.

Levántate, pon tu más grande sonrisa frente al espejo, ponte rubor, vístete de alegría y descubre que el mundo es sólo para ti, porque más pronto que tarde, el verdadero amor, se escabulle en tu corazón.

Dedicado a un ser muy especial: La mujer.
 ¡Vamos que puedes!

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