Lo oportuno de las palabras:

Que en mi País la gente sea feliz aunque no tenga permiso.

17/12/12

Sí se puede

Una vez más, pareciera que las líneas que geográficamente delimitan al País, se tiñen de rojo.
No es difícil retroceder un par de meses y aún saborear la amarga derrota del 7 de Octubre; esa que pesó, esa que dolió como ninguna otra. 
De momento, nada me hace dudar que se hace costumbre ese sabor amargo.

Ayer, tuvimos la oportunidad de elegir a cada uno de los representantes regionales, esos que mediarían por cada una de nuestras necesidades y atenciones con el Poder Ejecutivo. Así mismo, a aquellos que con uñas y dientes defienden lo jurídicamente correcto.

Era elemental, aún cuando hipotéticamente hubiésemos ganado las Presidenciales, tener dicha representación, pero ahora, más que elemental, era JUSTO Y NECESARIO obtener al menos, la mayoría de esos, que según lo que "ventilaban", serían los grandes líderes de los Estados y pueblos más necesitados. 
De la totalidad de los Estados, sólo logramos 3, uno de ellos, importante para consolidar a quien continúa siendo y será, el contrincante más poderoso en contra de... Ustedes saben quien (me es repulsivo mencionar el nombre, mis perdones)

El camino se hace tortuoso, si ya no es evidente. Cada día, parece que nos sumergimos más en ese abismo, casi inexorable, de necesidades, inseguridades, temores, corrupción, mentiras y... Pare usted de contar.

Estábamos claros en que nada nos salvaría absolutamente de esto, por ahora, pero sé que trabajaríamos por ello, como dicen por ahí popularmente: "Daríamos la pelea". 
Ahora, la pregunta de "las mil lochas" es... ¿Cómo trabajaremos? 
Para nadie es un secreto, que será imposible unir ideales y fuerzas en pro a el bienestar común cuando lo que reina en este País, es la exclusión... esa que nos hace hasta querer autoexiliarnos.

No existe nada más que una masa de títeres que bailan al son de un casi inerte (perdonen la frivolidad) "líder", si es que así se puede llamar, que hace de las suyas a diestra y siniestra.

¿Qué sigue? ¿Cómo permanecer resistiendo? Ay... (suspiro), he aprendido a ver cada línea de esta paradoja llamada "Venezuela", como un reto perenne. 
Es que desde que luchamos hace años por la Independencia, aún parece que no nos libramos de aquellos que buscan imponernos un yugo sin piedad.

Debo admitir, que escribiendo, me apresuro para llenar de esperanza estas letras, que sin querer, no escriben más que la patética y dolorosa realidad. Lo que es, lo que existe.

¿Pensar que perdí mi voto? ... Lo pensé. Ahora no, ¿Porqué razón? Porque no hay nada más placentero que tener como almohada, una conciencia tranquila. Esa que eligió como era debido, sin dejarse persuadir por estrategias y manipulaciones mediáticas. La que cumplió con el deber de buscar lo que merecía el resto, lo que nos haría bien a todos. 
Y no, no me siento consolada pendejamente, es lo que resto de los que se abstuvo, debió hacer. Sin excusas. 

Los del oficialismo se jactan al decir que la mayoría habló, eso...  Compañeros, no es nada más que uno de tantos clichés. 

Capriles entre nostalgia y alegría, con más que humildad al reconocer su victoria, dijo una frase que refrescó mi espíritu y mi mente: "El cambio está cerca. Cuando algo está cerca, se siente en el aire, se respira".

Y vaya que se siente. Todos los días, aún con todo lo detestable merodeando, se siente.

La lección y la única reflexión de este episodio (no lo llamaré derrota), es la gran lección al resto de los que creen que seguirán bailando entre un rojo que no es precisamente de gozo, que con lo bueno, no se puede y pronto, seremos nosotros quienes bailemos al compás de la libertad... Porque sí se puede.


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