Muchos se preguntarán el porqué del nombre de esta entrada, y es
que, para ser honesta, fue lo primero que en mi mente apareció cuando pensé en
el 2012.
"Un año que viene y otro que se va", como dice la
canción, no?
12 meses, con 365 días de totales cambios, que sólo pueden
resumirse en una palabra: "Paz" (y vaya que a veces cuesta
encontrarla).
Recuerdo, hace un año, pensaba y esperaba con ansías que depararía
este 2012.
Mucho esperé, mucho idealicé.
Puedo decir que de todo ello, grandes logros obtuve.
Ahora, lo curioso y al mismo tiempo cómico, es, no sentirme
satisfecha por haberlos alcanzado, si no por lo que aprendí en su búsqueda.
Pues, múltiples circunstancias, me hicieron conocer realidades que
no podía obviar.
Sí, realidades.
Unas más impactantes que otras, unas más trascendentes que otras,
pero realidades que al fin y al cabo, hoy por hoy, son la esencia de todo y van
dándole forma a ese "manojo" de llaves que abrirán grandes puertas.
De tanto hurgar, mucho encontré. De tanto querer, mucho aprendí. Y
de tanto andar, tengo un camino.
Aprendí que TODO en su esplendor, era
JUSTO y más que eso, necesario.
Aprendí que saber "distinguir" lo bueno de lo malo, en
un mundo tan perverso, aún vale y muchísimo.
Aprendí que ser cortés, no quita lo valiente (aunque muchas veces,
preferí ser valiente que cortés).
Aprendí que el gran ejemplo de quien busca enseñar, no es el que
pretende que te aferres a tus fallas, si no aquel que busca la grandeza en
ellas.
Aprendí que el ser humano es egoísta por naturaleza, pero cuando
el AMOR sabiamente surte efecto, todo es posible.
Aprendí que la flamante burbuja no es eterna y en cualquier
momento, explota para liberarte ante el mundo.
Aprendí que lo que ayer importó, hoy no, y todo se conjuga
finalmente en risas.
Aprendí que la mirada, como dicen, muchas veces, no es el espejo
del alma.
Aprendí que las mentiras nunca mueren con sus mentirosos y la
verdad siempre saluda.
Aprendí que no existe nada tan placentero como ser leales a lo que
pensamos, así el mundo busque cambiarte.
Aprendí que el mundo es noble y cuando te quita, te da más de lo
que necesitas.
Aprendí de muchos, aún de quienes menos imaginaba.
Aprendí a cerrar la puerta sin mirar atrás.
Aprendí que había un camino.
Aprendí de un líder.
Aprendí de derrotas.
Aprendí de lo antagónico.
Aprendí de lo utópico.
Aprendí de lo malvado.
Aprendí de lo bueno.
Aprendí, aún más, del AMOR.
Aprendí... Aprendí... Tanto aprendí, que quiero seguir
aprendiendo.
Cada año, no son más que 365 días de sueños recargados, de metas haciendo
competencia con el tiempo y de cambios, que sin excusarse, vienen a darle un
giro a lo ordinario para convertirlo en sublime. Para hacernos
"guapear" ante lo desconocido y aprender de los grandes, la fuerza
que se necesita.
Para ponerte "bonita" y brillar ante el mundo.
Para enseñarle a los demás de que estamos hechos.
Siendo así... ¿Porqué no tener razones para abrazar al 2013?
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