Desde
el camino se ven los rascacielos, se respira un aire cosmopolita que me invade
a cada kilómetro sin parar.
A nuestro alrededor, miles de casas con
banderas americanas que patriotamente flamean en sus ventanas; algunas cubanas,
otras puertorriqueñas que se ven a escasos metros. Lo único cierto, era el
evidente espacio multicultural en cada calle.
Cada
vez más, nos acercamos al corazón de la manzana.
Se
siente la rutina agitada del día a día, cientos de ejecutivos caminan al compás
del semáforo en cada esquina. La colmena
de taxis, nos invade hasta el punto de no ver más carros particulares en una
calle de Manhattan.
Nuestra
primera parada, la sexta avenida, justo en el Time Square.
Más
impactante que en películas, incluso en fotos de la revista Vogue. Las luces te
inspiran, te roban la mirada hasta hechizarte.
No
puedes caminar, los pasos del resto del mundo te roban los tuyos.
Das
un vistazo, sólo cientos de turistas se reúnen en las calles a admirar el talento
urbano, mientras los neoyorkinos sonríen al pasar sin perder su rumbo.
Caminando
a través de la sexta avenida, mientras el humo subterráneo te invade por los
poros, cuando levantas la mirada, te saluda el antiguo Paramount Theather que
aún conserva su letrero.
Sientes
la voz de Sinatra que aún se pasea por las calles.
Sin
contar los pasos, me encuentro frente al Empire State que guarda la vista más
cautivadora de toda la ciudad. Como “Sleepless in Seatlle” y “Breakfast At
Tiffany’s”, el momento se hace tan digno de una película que sólo quieres
quedarte en su piso 86 hasta que oscurezca.
Cada
calle, un secreto. Cada lugar, una historia. La magía necesaria para enamorarte
de un lugar instantáneamente.
Luego
del Empire State, llegué al Madison Square Garden que oculta las riñas del
siempre recordado Mohammed Alí, hasta llegar a Greenwich Village, donde se
puede escuchar aún la melodía de la serie Friends y deleitarte con sus calles.
De
New York a China, nadie hubiese pensado que sólo habrían unas cuantas calles de
por medio.
Mi
paseo por ChinaTown, me hizo pensar que definitivamente los ojos pequeños son
capaces de conquistar cualquier parte del mundo hasta hacerse tan grandes que
miran más allá de lo que el resto no.
Desde
letreros luminosos que te hacían sentir en el centro de Shangai hasta los más
diversos sitios de comida donde los nuddles eran sensación, recuerdo seguí a
Little Italy.
Mi
paseo parece llegaba a una de las zonas que más nostalgia guarda entre sus
calles: “Ground Zero”, donde en Septiembre del 2011 se encontraba el World
Trade Center y fue derrumbado por ataques terroristas.
Hoy
se encuentra en el mismo radio, “The Freedom Tower”, incluso más grande que las
mismas torres gemelas, construída en homenaje a ellas.
Sólo
en la Liberty Street, me mantuve en silencio y sin querer, intenté recrear las
torres en mi imaginación como si aún estuviesen allì.
En
un letrero, se alcanzaba a leer la frase: “United we estand. We will never
forget.”, con lo que sólo podía erizarse mi piel y salir mis lágrimas sin el
mayor de los esfuerzos.
Aún
se respira la tristeza, aún se siente la pérdida de quienes transitan pensando
una y otra vez en quienes estaban allí o si pudieron haber estado pisando los
escombros.
Cuando
el reloj cambió a las 3:00 pm, sólo me encontraba alejándome de New York en un
barco para ir a Ellis Island.
Como
buena cinéfila, las imágenes de películas sobre La Estatua de la Libertad revoloteaban en mi mente y aún me parecía
asombroso estar frente a ella.
La
historia siempre nos persigue, la sangre siempre llama. Caminé en donde un día
estuvo mi Abuelo preso al llegar de inmigrante en un barco español. Me dejé atrapar por sus historias, quise
buscar viejos registros en el museo, pero eran miles, por lo que podía pasar más
de dos días en mi búsqueda.
Como
amante de la moda, no puedo dejar en el olvido “The Fifth Avenue”, el sueño andante
de cualquier mujer ante las tiendas más exclusivas del mundo: Harry Winston,
Tiffany & Co, Versace, Channel, entre tantas.
Te detienes en la exhibición mientras te imaginas sólo poder tener lo suficiente algún día para comprar algo en ellas.
Te detienes en la exhibición mientras te imaginas sólo poder tener lo suficiente algún día para comprar algo en ellas.
Todo
lo que me rodeaba, siempre tenía algo que decirme al oído.
¿Central
Park? El parque más gigante que he visitado alguna vez con una de las vistas
más perfectas para contemplar.
Desde ahí puede verse como inocente, la culpa de cualquier mortal mientras hay un susurro en tus oídos que canta “Imagine all the people, living life in peace.”
Desde ahí puede verse como inocente, la culpa de cualquier mortal mientras hay un susurro en tus oídos que canta “Imagine all the people, living life in peace.”
También Alicia Keys y Jay – Z hicieron de las
suyas musicalizando mi viaje mientras paseaba por Brooklyn del cual quedé
enamorada. Hubo una sensación casi difícil de precisar, pero con facilidad,
digo que me gustó.
¡Yankees, go! Lo que se puede leer en las calles
de Bronx en tu paso por el Yankee Stadium.
Malcom X y Martin Luther King Jr. dejan sus
legados en Soho y su espíritu vive en las calles en el predicar de la gente. Sencillamente,
¡GRANDES!
Radio City Music Hall, Rockefeller Center, Apollo Theather…
¡Broadway! Las grandes tablas del mundo, el sueño de todo
artista.
Aún
pienso como terminar este escrito ante tanta genialidad que contar, lo único
que no puedo detenerme a pensar es que definitivamente New York, podría ser una de las
grandes maravillas del mundo moderno.
Quien
no se deje hechizar por NY, no corre sangre por sus venas.
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