Hace menos de 60 minutos, se dió a conocer al País el fallecimiento
del Presiente, Hugo Rafael Chávez Frías. Acontecimiento previsible debido a su
complejo estado de salud, el cual no arrojaba los resultados más favorables.
El Presidente Chávez venía luchando una batalla contra el cáncer.
"Hoy" finaliza la lucha.
Momento para reflexionar y para que prevalezca nuestro sentido
humano y de solidaridad indistintamente de la bandera política; para enfocarnos
en lo que se avecina y en la capacidad de sucumbir ante el odio y la sed de
venganza y unificarnos como los ciudadanos que somos para hacer reinar la Paz
en el País y hallar el camino ideal.
Nunca entenderé a quienes celebran el dolor ajeno.
Nunca había entendido la magnitud del odio que prospera en cada
uno de los corazones de los millones de Venezolanos que hoy con gritos
eufóricos de felicidad y hasta brindis, tal vez, celebran la muerte de aquel
tirano, como le llaman.
Nunca concebiré como nos convertimos en los seres más frívolos e
intransigentes, hasta tal punto de hacer las más negras parodias acerca de uno
de los peores desenlaces, la muerte.
Nunca me sentiré orgullosa de las líneas grises que hoy, una vez
más, se escriben en Venezuela.
Nunca celebré, ni celebro lo que conmociona y nos convierte en
noticia ante los ojos del mundo. Pero algo que nunca realmente haré, será
olvidar.
Tal vez, un escrito que representa en "píldoras" lo que
se esconde detrás de cada una de las palabras que abrigan la incertidumbre que
hoy nos acompaña, pero no hace falta decir más.
Las Leyes, muchas de ellas, son infalibles. No se puede retar al
destino, no se puede retar a Dios.
No hubo Patria, no hubo Socialismo y finalmente, sólo quedó la
Muerte.
El que hoy muere, no fue mi líder, no fue mi héroe, no fue de mi
simpatía. Más sin embargo, el hecho de que sea humano y todo lo que esa
naturaleza envuelve, me hace respetar lo que hoy sus familiares y
simpatizantes, sienten y lloran, a pesar de que millones de veces no respetaron
el nuestro y se burlaron de los más cínicos estragos de este Gobierno que a
diestra y siniestra, dejó las más profundas cicatrices en lo que verdaderamente
es el corazón de la Patria.
No lo glorifico, no lo dignifico. Sólo deseo su descanso, pero
sobretodo, el nuestro, en un camino de esperanza y luz que pronto, a penas pase
la tempestad, llegará.
Que el presidente Chávez descanse en paz.y que Venezuela errumbe por un mejor camino, el de la paz, la justicia, la libertad y el progreso. Nos leemos.
ResponderEliminarSaludos ;-)